domingo, 10 de abril de 2011

Matrimonio

Revuelta está la cama, los trastes sucios en la cocina, cuando me aparto del balcón después del primer cigarrillo voy y arranco las ansias desahuciadas, aún abrasadas con el rayo de sol quemante que entra por la ventana.

Ya no sé qué está pasando, en cierta edad ya no puedes entender nada y te arrastra la corriente de la convención social. Después del desayuno nos despedimos con un beso. Justo en ese momento me siento hastiada, ¿dónde está la aventura con el chico guapo y la puerta atascada del baño? ¿La lucha incansable y el murmullo intransigente? Mi vida entonces se vuelve infantil. Hay maneras diversas de sentir, la mía es sólo una de ellas. Luego viene la tuya.

Maquiavélicamente me vuelvo a tirar en la cama, ésta vez con el segundo cigarrillo. La cortina inamovible: un rayo de sol apenas, me hizo recordar el terror del primer mañana, mi mamá tocando furiosamente la puerta. Yo no contesto y finjo ser irreverente, sigo besando sin parar y nada me conmueve las indomables señales de amor. De pronto dejo de escuchar: al voltear la mirada el rayo de sol, y las cortinas siguen corridas. Mi madre se escucha abajo entrechocando las copas de vino y brindando por el ramo de flores que alguna vez conservó desde su matrimonio. Algo muy sensible se rompió.

Y cuando regresas, saltando entre matas, reconstruyes aquello y volvemos a fingir esta vida armoniosa.

Aún ahora, ahora aquí y aún entre sueños hay momentos que me siento vacía, sin ganas de platicarte como si fuera estatua de sal. La fiereza se mueve tratando de escapar a tu semblante: toda golosina golpeando el rincón de mi deseo. Y ya para las cuatro de la tarde me llamas por teléfono y yo sigo tirada en la cama, con las sábanas todas revueltas. A veces me gana el sueño, ni siquiera me doy cuenta cuando regresas y me acaricias la espalda. La casa se derrumba.

Esta intolerable situación me fastidia, me domina, me vence. Pensé anhelarte toda la vida y sólo te anuncias al teléfono para recordarme lo mucho que te extraño. Ocho de la noche y no regresas a la casa. Si mi vida no girara alrededor de ti podría decirte que está bien, que mi corazón te espera palpitante, pero no es cierto, ni te espero y parezco no quererte.

Me duele la cabeza. La habitación sigue en penumbra, el sol se ha escondido, la cama sin tender todavía, no he comido y tan sólo he bebido un galón de jugo artificial. Artificial como tu sonrisa al volver a mis brazos y festejar nuestra vida de pareja. Si no sabes nada será mejor que te mantengas en silencio. Ahora los grillos, qué seductora esta cama nuestra donde ayer yacíamos sin percatarnos, porque volábamos entre nubes, repitiéndonos mentiras.

Mirarte de nuevo, ¡qué aburrido! Esperar algo más… no puedo esperarte. No quiero más juegos ni turbaciones tuyas; quiero sólo perderme en el dulce recuerdo, creer que no estás aquí, acelerar mi melancolía, vencerme a las orgías imaginadas, recorrer el silencio con mis suspiros y que cuando llegues me encuentres tal como estaba al mirarte entre las sábanas: adorándote más que nunca, preguntándome por qué no acabas rápido y me dejas sola.

Me estoy haciendo adicta a esperarte, me vuelvo adicta a la sensación de tu ausencia. Creo que me estoy enamorando de ti.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Interespacio

Creado con el único propósito de pasar la materia de interespacio... un sitio donde solamente el que lo escribe lo lee, aunque el lector NO es el que escribe. Extraño???? Quizá no lo sea. Con estas palabras se acaba el año 2009....